domingo, 25 de septiembre de 2016

Mi Matrimonio con La Vida - Un Nudo en el Vientre

Ayer hable con una amiga que hace mucho tiempo no hablaba y sin quererlo ni saberlo ella, me llevo a cambiar el tema de este posteo. A Silva, mi amiga, la conocí cuando comencé a trabajar en la Fundación Unos con Otros, alla por el 2002, una organización que alcanzo mucha notoriedad y fundamentalmente su titular la Dra. Perla Prigoshin, ya que había logrado que por primera vez a una mujer en Argentina, que cursaba un embarazo de un feto anencefálico le practicaran la interrupción del embarazo. Entré a trabajar allí para coordinar el área de Salud Mental de la fundación, si bien hablamos del área, cabe aclarar que yo era el único psicólogo con lo cual el área y yo eramos lo mismo, logré conocer a Perla gracias a mi sobrina Eleonora, ella junto con Silvia y por supuesto Perla a la cabeza conformaban el área Juridica. 

Con este trabajo retomaba a mi actividad laboral después de lo que había sido el tremendo año anterior en que había quedado viudo de mi pareja, Alfonso, después de once años de vida juntos y siete duros meses de internación en el Hospital de Clínicas  y de estar comenzando una nueva relación amorosa, que se imponía con fuerza y determinación, a pesar que mi dolida alma se resistía, que intentaba replegarse sobre si misma. En ese tiempo convivían en mi dolor y alegría, muerte y vida, inercia y pasión, duelo y enamoramiento, los dos amores de mi vida, coexistían, uno en ausente presencia y el otro en presente presencia, Alfonso y Amilcar, fueron largos meses de despedida de uno y de bienvenida del otro. Pocos meses habían pasado de la muerte de Alfonso, cuando Amilcar se presento en mi vida y derribo la muralla que estaba construyendo, ni mi viudez reciente, ni la excusa de mi VIH, lograron alejarlo. Con el tiempo entendí, que haya sido tan breve el tiempo entre la muerte de Alfonso y la presencia de Amilcar, fue lo mejor, mas tiempo hubiera hecho que construyera una muralla inmensa e infranqueable a mi alrededor. 

Así me encontraba, cuando asumía la enorme responsabilidad de acompañar y sostener a mujeres que estaban embarazadas de un feto anencefálico. Un ser condenado a morir en el propio momento del alumbramiento, un ser que no desarrolla los hemisferios cerebrales ni la calota craneana, literarlmente no existe nada por arriba de las cejas, ni las oreja, algo absolutamente del orden de lo siniestro, que además en la mayoría de los casos presenta malformaciones a la altura de la médula, por ejemplo espina bífida. Acompañaba a esas mujeres y sus parejas que estaban esperando poder interrumpir su embarazo, también a un pequeño grupo de ellas que querían continuar con su embarazo y querían recibir el apoyo psicológico y además también estaban las que ya habían logrado interrumpir sus embarazos. Cuando comencé la tarea decidimos hacerlo con dos dispositivos, uno con sesiones individuales para las que estaban embarazadas en ese momento y otro dispositivo grupal donde ademas de las que estaban embarazadas también concurrían aquellas que ya habían logrado realizar la interrupción, de ese grupo también participaban Eleonora y Silvia, las abogadas, cuando uno conoce y puede sentir lo que le pasa al otro, cuando puede por un instante ponerse en el lugar del otro, entonces toma realmente lo del otro como propio, entonces el otro es el verdadero semejante, el prójimo, el próximo, Benedetti. También me encargaba en los expedientes increíblemente maravilloso de los amparos que presentaba Perla, en cada uno de los juzgados, de corregir y redactar la parte psicológica, que era crucial, pues el eje de la presentación judicial residía por primera vez, en la salud mental, en que se respetara el articulo 86 del código penal, donde decía que..... "si se ha hecho para evitar un peligro para la vida o la salud"...... Fue importante para esto la progresión y evolución del concepto de Salud, por la OMS (Organización Mundial de la Salud) ya no entendida como ausencia de enfermedad, sino como el bienestar biopsicosocial, entonces los argumento para que se practique el aborto no punible, estaban resueltos por el daño psicológico. En una oportunidad a uno de los jueces le dije, antiguamente una mujer se enteraba de su embarazo de un feto anencefálico en el mismo momento del parto, con lo cual dolor por el diagnostico y duelo por la perdida ocurren en simultaneidad, pero resulta que ahora que la tecnología y la ciencia han avanzado podemos diagnosticar gracias a una ecografía en la semana 12 que una mujer esta embarazada de un feto anencefálico, pero no le damos ninguna alternativa al respecto, mas que decirle que lleve por aproximadamente siete meses mas en su vientre la propia vivencia de la muerte, encarnada en una vital mostruosidad, es la extrema prolongación de la agonía, es condenarla a vivir durante meses con la situación traumática presente. Ponerle freno, limite a esa situación es doloroso, claro que si, pero permite que pueda hacer el duelo y tramitar ese dolor y no mantener vigente la situación traumática por meses.

Nunca voy a olvidar las terroríficas sensaciones y emociones contradictorias y ambivalentes de estas mujeres que tenían respecto a ese ser en su vientre, es conocida en psicoanálisis las fantasías terroríficas y de monstruosidad que puede tener una mujer embarazada, que se expresan en lo cotidiano y consciente como espero que este bien, sanito, que sea completito, que no le falte nada etc. Imaginen lo que pasa cuando esas fantasías están confirmadas por la realidad científica, cuando la fantasía pasa a ser lo real, estás embarazada de un ser que se podría decir casi literalmente no tiene cabeza y subsiste en la medida que esta adentro tuyo, porque una vez afuera de tu vientre no va a sobrevivir. Lo siniestro es cada vez mas insoportable en la medida que el embarazo continua, cuando estos embarazos empiezan a cursar el quinto mes, la fuerza vital que siente en su vientre es desmedida, es la etapa típica en que se hacen mas notorios los movimientos de cualquier bebe, pero en este caso son mucho mas fuertes que en otro tipo de embarazo, justamente como no han desarrollado los hemisferios cerebrales, que son por excelencia los centro regulatorios y modulatorios de las acciones reflejas, instintivas e impulsiva, estos fetos no tienen esa moderación de los centros superiores porque no tienen cerebro, y entonces la actividad refleja e impulsiva esta liberada y descontrolada, por eso estas mujeres siente que patean mucho mas fuerte que otro embarazo, así lo referían quienes habían tenido embarazos anteriores, siniestramente se siente como si fueran mas vitales y fuertes, cuando no es mas que un signo de su propia inviabilidad, esos movimientos descontrolados son la muerte que habita en su vientre.

Por suerte el encuentro del grupo los jueves, si bien era muy movilizante, también nos rescataba a todxs, encontrarnos y reflexionar juntos y verse reflejado en el otro es muy reparador, recuerdo un día en particular, un día en que casi podríamos decir que ese grupo concibió un hijo. Ya habían pasado muchos meses, ya algunas de las que estaban esperando poder contar con la orden del juez al hospital para que les hagan la interrupción del embarazo, lo habían conseguido y el resto del grupo siempre estaba de una u otra manera presente y acompañando esos procesos, era interesante ver que los jueces después del primer caso, respondían cada vez mas rápido, y además no hacían un fallo, sino que directamente le ordenaban a médicos y hospitales que cumplieran con la ley, estaba en peligro la salud de esa mujer, Nosotros siempre íbamos al hospital con ellas e inclusive, en dos oportunidades el propio juez se apareció en el hospital. En el Hospital Rivadavia, me toco reconocer el cuerpito sin vida de una de esas criaturas, los progenitores no estaban a mi entender en condiciones y era una exigencia legal que alguien tenia que ver el cuerpito. Tarde mucho en la vida en dejar de hacerme el super fuerte, el que podia con todo, para el colmo la medica y el medico se esmeraban en mostrarme la ausencia de la mitad de la cabeza, las mal formaciones en la espina, salí corriendo a un baño a lanzar todo lo poco que había comido ese día. Fue poco tiempo después, que en el grupo lance una salvaje intervención, cuando una de ellas que ya hacia casi dos años había pasado por la interrupción de su embarazo, era de la que mas fuerza le ponía a seguir viniendo al grupo, a alentar a sus compañeras, venia con su marido y los dos de alguna manera eran referentes en quien reflejarse para los demás, sin embargo no habían podido avanzar en la búsqueda de un nuevo bebe que era lo que expresaban que estaban deseando y en esa sesión del grupo ella dijo en un momento de mucha carga emotiva "..es que yo tengo un gran nudo en el vientre" y yo no pude contenerme, no pude controlar mi impulso, y lanzado salí y salvajemente como aveces nos pasas a los psicólogos, intervine diciendo "mientras haya un nudo en tu vientre no hay lugar para un bebe" y cerré abruptamente la sesión de grupo, Eleonora y Silvia en seguida me hicieron notar lo fuerte de mi intervención, celebrándolo. Sabía que había sido acertada esa intervención, pero bestial y abrupta, típica de un estilo con el que no me identifico como psicólogo. Poco tiempo después celebramos en el grupo que estaba embarazada finalmente después de tanto buscarlo, habia logrado desanudar su vientre y ahora tenia una gran madeja para tejer batitas y escapines

Estas no eran las primeras veces que acompañaba a alguien en circunstancia de interrumpir un embarazo, de hecho la primera vez fue a mis 16 años, claro la situación era muy diferente, se trataba de una amiga y compañera de la secundaria. En aquellos tiempos estábamos tan desprovistos de información e insumos, el contexto no contribuía para que nuestros inicios sexuales sean con menores riesgos. A Mar del Plata nos fuimos clandestinamente mi amiga, su novio y yo, para que ella se practicara un aborto clandestino. Ese día partimos de nuestras casas en el horario acostumbrado como para ir al colegio, pero en realidad nos fuimos a Retiro a tomar el ómnibus, ese mismo día al atardecer le practicaron el aborto, estaba allí porque mi amiga quería que la acompañara, era el encargado de contener a una adolescente que se sentía una asesina por practicarse un aborto. ¿Qué responsabilidad en aquel tiempo, de ausencia de información y políticas públicas podían tener una piba y un pibe de 16 años? su responsabilidad no iba mas allá de lo que su amor y sus hormonas les imponían, siempre tenemos que pensar en co-responsabilidades compartidas, en esos tiempos no hubo una política publica distribuyendo preservativos ni otros métodos anticonceptivos como hay ahora, había casi nada de información respecto a la sexualidad y al sexo, la promoción de los derechos sexuales y reproductivos apenas eran una expresión de los movimientos feministas reorganizándose con el retorno a la Democracia. Con apenas tres horas de realizada la intervención ya nos encontrábamos en una noche fría y brumosa en la terminal de ómnibus de Mar del Plata, ella vaciada y con un gran apósito que tapaba ese vacío que anunciaba una herida eterna en su vida, el novio que intentaba mostrarse como un hombre adulto que tenia todo resuelto, haciéndose cargo de cuanto tramite y gestión, verificar los pasajes, conseguir taxi, cargar las mochilas escolares, abrir puertas, intentando controlar cualquier emoción que intentara aflorar y yo que no sabia como prolongar mis brazos para no dejar de abrazarla y poder abrazarlo a él y a mi también.

Muchas veces me han dicho que tengo un lindo abrazar, justamente ese año íbamos con un par mas de amigos dos veces por semana a la noche al hospital de Clínicas, al servicio de neonatología, a lo que llamaban la terapia de engorde, nos habíamos sumado al grupo de voluntarios que iba a alimentar, cambiar pañales en algunos casos y abrazar a bebitos prematuros. Se trataba de una sala larga, en el segundo piso, a la derecha estaban las incubadoras, ahí estaban los bebes mas chiquitos, a los que se alimentaba por sonda y del otro lado estaban los que ya habían pasado a cunitas, esos recibían mamaderas, a ellos los podíamos tener con nosotros en upa mientras les dábamos sus mamaderas, pasábamos allí esas dos noches por semanas junto a algunas madres, que cuando terminaban de asistir a sus bebes también ayudaban con los demás y por supuesto el gran cuerpo de enfermeras. En esas noches repartía mi tiempo entre todos los bebes que me tocaban, pero reservaba siempre un tiempo extra para estar con la beba de la ultima cunita, ya tenia varios meses pero a ella que ademas tenia una hidrocefalia la habían abandonado y yo sabia o suponía que era la que menos mimos recibía, porque algunos les causaba un poco de impresión y a mi me conmovía su situación de abandono y por eso me tomaba mas tiempo con ella.

Después de mas dos años de acompañamiento a estas mujeres, Perla decidió que era tiempo que presentáramos un proyecto de ley para que todas las mujeres que estaban en esta situación de embarazos anencefalicos y otros embarazos inviables, pudieran recurrir a una interrupción del embarazo lo mas pronto posible y sin recurrir a la justicia. Surgió el proyecto de Embarazos Incompatibles con la Vida. Al día siguiente de presentar el proyecto en la Legislatura porteña, la iglesia envió un documento a los 60 legisladores con argumentos de porque no se debe permitir el aborto. Nuestro proyecto solo delimitaba la interrupción del embarazo en la menor edad gestacional en la que se registra viabilidad en los fetos, tratándose de embarazos de fetos inviables, entendiéndose por tal que padece una patología incompatible con la vida extrauterina, debido a que presenta gravísimas malformaciones irreversibles e incurables que producirán su muerte intrautero o a las pocas horas de nacer. Fueron meses de mucha intensidad, reuniones con asesores de legisladores, con distintas organizaciones, con cada legislador, sesiones en la legislatura donde nos gritaban asesinos. Sabia que habíamos logrado que saliera la ley, cuando en una reunión de la comisión de salud con los diputados, llevamos a seis de las mujeres del grupo y les contaron en primera persona lo que significo el padecimiento de portar un embarazo incompatible con la vida y que ademas tuvieran que recurrir a la justicia porque la política publica de salud les negaba el derecho que ya les asistía, ponerse un instante en el lugar de ellas, era suficiente. Siempre es así, se trata de ponerte un segundo en el lugar del otro. Sabíamos que esa ley no era lo mejor, pero si lo mejor que se podía en ese momento. Esa era mi primer experiencia directa con la sanción de una Ley, no sabía en ese entonces que otras leyes y normativas me esperaban para ser parte.




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