domingo, 25 de septiembre de 2016

Mi Matrimonio con La Vida - Un Nudo en el Vientre

Ayer hable con una amiga que hace mucho tiempo no hablaba y sin quererlo ni saberlo ella, me llevo a cambiar el tema de este posteo. A Silva, mi amiga, la conocí cuando comencé a trabajar en la Fundación Unos con Otros, alla por el 2002, una organización que alcanzo mucha notoriedad y fundamentalmente su titular la Dra. Perla Prigoshin, ya que había logrado que por primera vez a una mujer en Argentina, que cursaba un embarazo de un feto anencefálico le practicaran la interrupción del embarazo. Entré a trabajar allí para coordinar el área de Salud Mental de la fundación, si bien hablamos del área, cabe aclarar que yo era el único psicólogo con lo cual el área y yo eramos lo mismo, logré conocer a Perla gracias a mi sobrina Eleonora, ella junto con Silvia y por supuesto Perla a la cabeza conformaban el área Juridica. 

Con este trabajo retomaba a mi actividad laboral después de lo que había sido el tremendo año anterior en que había quedado viudo de mi pareja, Alfonso, después de once años de vida juntos y siete duros meses de internación en el Hospital de Clínicas  y de estar comenzando una nueva relación amorosa, que se imponía con fuerza y determinación, a pesar que mi dolida alma se resistía, que intentaba replegarse sobre si misma. En ese tiempo convivían en mi dolor y alegría, muerte y vida, inercia y pasión, duelo y enamoramiento, los dos amores de mi vida, coexistían, uno en ausente presencia y el otro en presente presencia, Alfonso y Amilcar, fueron largos meses de despedida de uno y de bienvenida del otro. Pocos meses habían pasado de la muerte de Alfonso, cuando Amilcar se presento en mi vida y derribo la muralla que estaba construyendo, ni mi viudez reciente, ni la excusa de mi VIH, lograron alejarlo. Con el tiempo entendí, que haya sido tan breve el tiempo entre la muerte de Alfonso y la presencia de Amilcar, fue lo mejor, mas tiempo hubiera hecho que construyera una muralla inmensa e infranqueable a mi alrededor. 

Así me encontraba, cuando asumía la enorme responsabilidad de acompañar y sostener a mujeres que estaban embarazadas de un feto anencefálico. Un ser condenado a morir en el propio momento del alumbramiento, un ser que no desarrolla los hemisferios cerebrales ni la calota craneana, literarlmente no existe nada por arriba de las cejas, ni las oreja, algo absolutamente del orden de lo siniestro, que además en la mayoría de los casos presenta malformaciones a la altura de la médula, por ejemplo espina bífida. Acompañaba a esas mujeres y sus parejas que estaban esperando poder interrumpir su embarazo, también a un pequeño grupo de ellas que querían continuar con su embarazo y querían recibir el apoyo psicológico y además también estaban las que ya habían logrado interrumpir sus embarazos. Cuando comencé la tarea decidimos hacerlo con dos dispositivos, uno con sesiones individuales para las que estaban embarazadas en ese momento y otro dispositivo grupal donde ademas de las que estaban embarazadas también concurrían aquellas que ya habían logrado realizar la interrupción, de ese grupo también participaban Eleonora y Silvia, las abogadas, cuando uno conoce y puede sentir lo que le pasa al otro, cuando puede por un instante ponerse en el lugar del otro, entonces toma realmente lo del otro como propio, entonces el otro es el verdadero semejante, el prójimo, el próximo, Benedetti. También me encargaba en los expedientes increíblemente maravilloso de los amparos que presentaba Perla, en cada uno de los juzgados, de corregir y redactar la parte psicológica, que era crucial, pues el eje de la presentación judicial residía por primera vez, en la salud mental, en que se respetara el articulo 86 del código penal, donde decía que..... "si se ha hecho para evitar un peligro para la vida o la salud"...... Fue importante para esto la progresión y evolución del concepto de Salud, por la OMS (Organización Mundial de la Salud) ya no entendida como ausencia de enfermedad, sino como el bienestar biopsicosocial, entonces los argumento para que se practique el aborto no punible, estaban resueltos por el daño psicológico. En una oportunidad a uno de los jueces le dije, antiguamente una mujer se enteraba de su embarazo de un feto anencefálico en el mismo momento del parto, con lo cual dolor por el diagnostico y duelo por la perdida ocurren en simultaneidad, pero resulta que ahora que la tecnología y la ciencia han avanzado podemos diagnosticar gracias a una ecografía en la semana 12 que una mujer esta embarazada de un feto anencefálico, pero no le damos ninguna alternativa al respecto, mas que decirle que lleve por aproximadamente siete meses mas en su vientre la propia vivencia de la muerte, encarnada en una vital mostruosidad, es la extrema prolongación de la agonía, es condenarla a vivir durante meses con la situación traumática presente. Ponerle freno, limite a esa situación es doloroso, claro que si, pero permite que pueda hacer el duelo y tramitar ese dolor y no mantener vigente la situación traumática por meses.

Nunca voy a olvidar las terroríficas sensaciones y emociones contradictorias y ambivalentes de estas mujeres que tenían respecto a ese ser en su vientre, es conocida en psicoanálisis las fantasías terroríficas y de monstruosidad que puede tener una mujer embarazada, que se expresan en lo cotidiano y consciente como espero que este bien, sanito, que sea completito, que no le falte nada etc. Imaginen lo que pasa cuando esas fantasías están confirmadas por la realidad científica, cuando la fantasía pasa a ser lo real, estás embarazada de un ser que se podría decir casi literalmente no tiene cabeza y subsiste en la medida que esta adentro tuyo, porque una vez afuera de tu vientre no va a sobrevivir. Lo siniestro es cada vez mas insoportable en la medida que el embarazo continua, cuando estos embarazos empiezan a cursar el quinto mes, la fuerza vital que siente en su vientre es desmedida, es la etapa típica en que se hacen mas notorios los movimientos de cualquier bebe, pero en este caso son mucho mas fuertes que en otro tipo de embarazo, justamente como no han desarrollado los hemisferios cerebrales, que son por excelencia los centro regulatorios y modulatorios de las acciones reflejas, instintivas e impulsiva, estos fetos no tienen esa moderación de los centros superiores porque no tienen cerebro, y entonces la actividad refleja e impulsiva esta liberada y descontrolada, por eso estas mujeres siente que patean mucho mas fuerte que otro embarazo, así lo referían quienes habían tenido embarazos anteriores, siniestramente se siente como si fueran mas vitales y fuertes, cuando no es mas que un signo de su propia inviabilidad, esos movimientos descontrolados son la muerte que habita en su vientre.

Por suerte el encuentro del grupo los jueves, si bien era muy movilizante, también nos rescataba a todxs, encontrarnos y reflexionar juntos y verse reflejado en el otro es muy reparador, recuerdo un día en particular, un día en que casi podríamos decir que ese grupo concibió un hijo. Ya habían pasado muchos meses, ya algunas de las que estaban esperando poder contar con la orden del juez al hospital para que les hagan la interrupción del embarazo, lo habían conseguido y el resto del grupo siempre estaba de una u otra manera presente y acompañando esos procesos, era interesante ver que los jueces después del primer caso, respondían cada vez mas rápido, y además no hacían un fallo, sino que directamente le ordenaban a médicos y hospitales que cumplieran con la ley, estaba en peligro la salud de esa mujer, Nosotros siempre íbamos al hospital con ellas e inclusive, en dos oportunidades el propio juez se apareció en el hospital. En el Hospital Rivadavia, me toco reconocer el cuerpito sin vida de una de esas criaturas, los progenitores no estaban a mi entender en condiciones y era una exigencia legal que alguien tenia que ver el cuerpito. Tarde mucho en la vida en dejar de hacerme el super fuerte, el que podia con todo, para el colmo la medica y el medico se esmeraban en mostrarme la ausencia de la mitad de la cabeza, las mal formaciones en la espina, salí corriendo a un baño a lanzar todo lo poco que había comido ese día. Fue poco tiempo después, que en el grupo lance una salvaje intervención, cuando una de ellas que ya hacia casi dos años había pasado por la interrupción de su embarazo, era de la que mas fuerza le ponía a seguir viniendo al grupo, a alentar a sus compañeras, venia con su marido y los dos de alguna manera eran referentes en quien reflejarse para los demás, sin embargo no habían podido avanzar en la búsqueda de un nuevo bebe que era lo que expresaban que estaban deseando y en esa sesión del grupo ella dijo en un momento de mucha carga emotiva "..es que yo tengo un gran nudo en el vientre" y yo no pude contenerme, no pude controlar mi impulso, y lanzado salí y salvajemente como aveces nos pasas a los psicólogos, intervine diciendo "mientras haya un nudo en tu vientre no hay lugar para un bebe" y cerré abruptamente la sesión de grupo, Eleonora y Silvia en seguida me hicieron notar lo fuerte de mi intervención, celebrándolo. Sabía que había sido acertada esa intervención, pero bestial y abrupta, típica de un estilo con el que no me identifico como psicólogo. Poco tiempo después celebramos en el grupo que estaba embarazada finalmente después de tanto buscarlo, habia logrado desanudar su vientre y ahora tenia una gran madeja para tejer batitas y escapines

Estas no eran las primeras veces que acompañaba a alguien en circunstancia de interrumpir un embarazo, de hecho la primera vez fue a mis 16 años, claro la situación era muy diferente, se trataba de una amiga y compañera de la secundaria. En aquellos tiempos estábamos tan desprovistos de información e insumos, el contexto no contribuía para que nuestros inicios sexuales sean con menores riesgos. A Mar del Plata nos fuimos clandestinamente mi amiga, su novio y yo, para que ella se practicara un aborto clandestino. Ese día partimos de nuestras casas en el horario acostumbrado como para ir al colegio, pero en realidad nos fuimos a Retiro a tomar el ómnibus, ese mismo día al atardecer le practicaron el aborto, estaba allí porque mi amiga quería que la acompañara, era el encargado de contener a una adolescente que se sentía una asesina por practicarse un aborto. ¿Qué responsabilidad en aquel tiempo, de ausencia de información y políticas públicas podían tener una piba y un pibe de 16 años? su responsabilidad no iba mas allá de lo que su amor y sus hormonas les imponían, siempre tenemos que pensar en co-responsabilidades compartidas, en esos tiempos no hubo una política publica distribuyendo preservativos ni otros métodos anticonceptivos como hay ahora, había casi nada de información respecto a la sexualidad y al sexo, la promoción de los derechos sexuales y reproductivos apenas eran una expresión de los movimientos feministas reorganizándose con el retorno a la Democracia. Con apenas tres horas de realizada la intervención ya nos encontrábamos en una noche fría y brumosa en la terminal de ómnibus de Mar del Plata, ella vaciada y con un gran apósito que tapaba ese vacío que anunciaba una herida eterna en su vida, el novio que intentaba mostrarse como un hombre adulto que tenia todo resuelto, haciéndose cargo de cuanto tramite y gestión, verificar los pasajes, conseguir taxi, cargar las mochilas escolares, abrir puertas, intentando controlar cualquier emoción que intentara aflorar y yo que no sabia como prolongar mis brazos para no dejar de abrazarla y poder abrazarlo a él y a mi también.

Muchas veces me han dicho que tengo un lindo abrazar, justamente ese año íbamos con un par mas de amigos dos veces por semana a la noche al hospital de Clínicas, al servicio de neonatología, a lo que llamaban la terapia de engorde, nos habíamos sumado al grupo de voluntarios que iba a alimentar, cambiar pañales en algunos casos y abrazar a bebitos prematuros. Se trataba de una sala larga, en el segundo piso, a la derecha estaban las incubadoras, ahí estaban los bebes mas chiquitos, a los que se alimentaba por sonda y del otro lado estaban los que ya habían pasado a cunitas, esos recibían mamaderas, a ellos los podíamos tener con nosotros en upa mientras les dábamos sus mamaderas, pasábamos allí esas dos noches por semanas junto a algunas madres, que cuando terminaban de asistir a sus bebes también ayudaban con los demás y por supuesto el gran cuerpo de enfermeras. En esas noches repartía mi tiempo entre todos los bebes que me tocaban, pero reservaba siempre un tiempo extra para estar con la beba de la ultima cunita, ya tenia varios meses pero a ella que ademas tenia una hidrocefalia la habían abandonado y yo sabia o suponía que era la que menos mimos recibía, porque algunos les causaba un poco de impresión y a mi me conmovía su situación de abandono y por eso me tomaba mas tiempo con ella.

Después de mas dos años de acompañamiento a estas mujeres, Perla decidió que era tiempo que presentáramos un proyecto de ley para que todas las mujeres que estaban en esta situación de embarazos anencefalicos y otros embarazos inviables, pudieran recurrir a una interrupción del embarazo lo mas pronto posible y sin recurrir a la justicia. Surgió el proyecto de Embarazos Incompatibles con la Vida. Al día siguiente de presentar el proyecto en la Legislatura porteña, la iglesia envió un documento a los 60 legisladores con argumentos de porque no se debe permitir el aborto. Nuestro proyecto solo delimitaba la interrupción del embarazo en la menor edad gestacional en la que se registra viabilidad en los fetos, tratándose de embarazos de fetos inviables, entendiéndose por tal que padece una patología incompatible con la vida extrauterina, debido a que presenta gravísimas malformaciones irreversibles e incurables que producirán su muerte intrautero o a las pocas horas de nacer. Fueron meses de mucha intensidad, reuniones con asesores de legisladores, con distintas organizaciones, con cada legislador, sesiones en la legislatura donde nos gritaban asesinos. Sabia que habíamos logrado que saliera la ley, cuando en una reunión de la comisión de salud con los diputados, llevamos a seis de las mujeres del grupo y les contaron en primera persona lo que significo el padecimiento de portar un embarazo incompatible con la vida y que ademas tuvieran que recurrir a la justicia porque la política publica de salud les negaba el derecho que ya les asistía, ponerse un instante en el lugar de ellas, era suficiente. Siempre es así, se trata de ponerte un segundo en el lugar del otro. Sabíamos que esa ley no era lo mejor, pero si lo mejor que se podía en ese momento. Esa era mi primer experiencia directa con la sanción de una Ley, no sabía en ese entonces que otras leyes y normativas me esperaban para ser parte.




domingo, 18 de septiembre de 2016

Mi Matrimonio con La Vida - Me Amó Puto

Coincidentemente con aquel encuentro del primer tipo con el correligionario radical, había retomado una psicoterapia, diciéndole que “vengo para ver si soy homosexual”. Resulta que unas semanas antes mis entrañables amigos de la secundaria estando en la casa de uno de ellos, se sentaron en una mesa redonda y empezaron a hablarme del blanco, del negro y del gris y eso que ya hacía unos años teníamos televisor a color, no sabían como encarar el tema, me empezaron a hablar que había definirse entre el blanco o el negro que no se podía vivir en gris, y que yo vivía en gris, realmente no entendía inicialmente a que se referían, con el tiempo entendí que la paleta de colores es increíble y maravillosamente inmensa y diversa. Unos atrevidos divinos mis amigos, a los que de alguna manera les debo agradecer el haberme dado el impulso para que yo me permitiera pensar en esto de la homosexualidad que de tan reprimido que estaba jamás fue algo que yo me preguntara. No se cual, si la heterosexualidad o la homosexualidad era blanca o negra, pero ahí estaban tres pibes mis mejores amigos de ese momento, diciéndome que fuera lo que fuera, blanco o negro, puto o hetero, ellos seguirían estando para mí, channnn. Durante toda mi vida escolar recibí algunas que otras cargadas al respecto de mi sexualidad, nunca me destaque por ser un chongo camionero en mi presencia ante el mundo más bien siempre se me cayeron un par de plumas y con el tiempo ya a propósito dejo que se me caigan muchas más, ya son parte de mí. Además, soy gallina a mucha honra, no tanto porque sea un apasionado del futbol, sino por identidad familiar. Más allá de mi masculina delicadeza y de las cargadas, nada se me pasaba por la cabeza respecto a mi homosexualidad, evidentemente algunos tenemos un gran poder para censurar y dejar bien amordazado en lo inconsciente aquello no permitido. Siempre me pareció increíble mi ceguera, lo fuerte y rígido que debe haber sido mi super yo, casi no conozco otro puto, y conozco unos cuantos, que le haya pasado lo mismo, todos tienen algún recuerdo, algún indicio en su infancia temprana, el primo que les atraía, el profesor que no podían dejar de mirar, las pajas que se hacían mirando un revista porno pero calentándose no con la mina sino con el chabón, en fin todos tienen algo, que a lo sumo ocultaban y reprimían pero conscientemente, y sabían que algo distinto les pasaba, yo no estaba enterado. Pero en esa charla con mis amigos algo se destapo, y fue como si se destapara una olla a presión, a pesar que en ese momento a ellos les dije que estaban relocos, yo no dejaba de pensar, ¿y cómo sé si me gustan o no los hombres?, ni bien salí a la calle de la casa de mí amigo, que imagínense vivía en Av. Santa Fe y Bilingurts y yo en Av. Santa Fe y Paraná, si vivía en el epicentro de la movida gay, evidentemente estaba todo destinado, camine presuroso por la avenida, sin poder dejar de mirar, pero por primera vez mirar de otra forma a todos los hombres que cruzaba, intentaba saber si me atraían o no, no podría definir si la excitación que sentía se debía a que efectivamente me atraía alguno de los hombres con los que me cruzaba o el simple hecho de caminar sin bastón blanco y empezar a ver el mundo como no lo había visto antes jamás. Esa charla con mis amigos, en términos de lo aceptable, sin lugar a dudas había abierto una hendija por donde lo censurado por años en mi vida comenzaba a revolucionarse y abrirse paso hacia la conciencia, con irreverencia y mucho apremio, sin querer casi tomar tiempo para meditar. Eran tiempos en Argentina del reciente regreso a la Democracia, del denominado Destape, los años 80, el tiempo dorado de mí adolescencia. Y mientras caminaba por la avenida Santa Fe, pensaba que tenía que volver a llamar a una psicóloga con la que había tenido un par de entrevistas, al llegar le consulte a mamá si le parecía bien que llamara a la terapeuta, y en seguida me dio su autorización, no debe haber imaginado el motivo.

Había quedado pendiente la respuesta de mamá de aquel sábado que, en el almuerzo familiar, con mis tiernos y revolucionarios 16 años había anunciado que me gustaban los hombres. Mamá, de quien esperaba la respuesta más amorosa, olvídalo, fue la más terrible, ahí uno se daba cuenta quien era la más milica de los dos o por lo menos la de estructuras más rígidas, aunque siempre la excusa era que a papá no le iba a gustar. Lo primero que dijo fue: "a esta casa no vas a traer a nadie que conozcas de esa condición (eso significaba novios afuera) “y esto no es algo que se tenga que divulgar por todos lados” (las apariencias algo muy valorado especialmente por ella, bueno parece que en la Salta aristocrática su tierra natal le fue difícil, pues a pesar de tener su padre una posición económica respetable e ir a respetados colegios, no dejaba de ser hija de una familia migrante Sirio-Libanesa) finalmente sentencio, “todavía no sabes si esto es así, debe ser algo de la edad o algún problema hormonal” y así fue que en las siguientes semanas estuve de paseo por médicos endocrinólogos y clínicos, del hospital aeronáutico en Pompeya, me tomaron muestras de sangre, me desnude varias veces para que me revisaran y me tocaran, no era la primera vez que un médico me examinaba y me presionaba determinadas partes del cuerpo, pero esta vez tenía una sensación violenta, denigrante, humillante, cada mano que palpaba mi cuerpo adolescente lo hacía con todo el peso del discurso amo de los últimos dos mil años, era como si la triada judeo-cristiana-musulmana, que dominaba el mundo me sometieran a la horrorosa inquisición. Esas mismas manos que salvan vidas, que curan, que sanan, eran las que ahora me asfixiaban, intentaban ahogar cualquier expresión de mi ser, eran las manos que intentaban mantenerme hundido bajo el agua de la redención evitando que tome aire, extinguiendo cualquier deseo vital. Yo no era más que un adolescente, que andaba descubriendo el amor, que empezaba a encontrar lo que encendía su cuerpo, lo que ponía en punto ebullición todas sus hormonas, ese era mi gran pecado. No eran suficiente los años de propia censura, ahora había que enfermarme, tenía una enfermedad me gustaban los hombres. Mi mamá, los médicos y creo que hasta yo sabíamos, éramos conscientes, que lo que estábamos haciendo, nada tenía que ver con la ciencia, con la salud o la enfermedad, sino con la condena social, la que mato a tantos, la que torturo a muchos más, la que suicido a muchísimos adolescentes. La conclusión para todos es que no había nada raro en mi cuerpo ni en mis hormonas, este era un tema psicológico, inclusive uno amablemente me explicaba que debía repensar mis decisiones que sino tendría una vida muy sufrida, que yo podía hacer el esfuerzo y juro que entendía su punto, porque en ese momento yo era un pibe de 16 años, que había naturalizado que la homosexualidad era una desviación, que estaba mal, pero me estaban pidiendo que yo no fuera yo, porque iba a tener una vida triste y sufrida, ¿y cómo se tiene una vida alegre y feliz si no sos quien sos?

Siempre me quedo con la mitad llena del vaso, en todo caso, además de las apariencias, y rigidez a su manera la vieja seguramente también sentiría que por ahí me podía rescatar y rescatarse, porque ella me amó puto, mucho tuvimos que transitar para aprender todos.




Mi Matrimonio con La Vida - Retirado en el 73

Despues de haber hablado con amigos, familia de la vida y otros, decidí hacer unas correcciones a este posteo, veamos que resulta.
La escena transcurre un sábado al mediodía, a mediados del año 85, julio, agosto, en ese momento tenía 16 años y un par de meses antes de esta escena por primera vez había tenido un encuentro sexual del primer tipo, con un primer tipo. Hasta ahí solo había tenido sexo con chicas y con una mujer en situación de prostitución; esta primera experiencia con un hombre la sentí como un gran desvió de mi parte no solo había tenido sexo con un hombre, sino que además fue con un correligionario, eso me volvía un desviado total, aunque por lo menos era alguien del campo popular, para esa altura yo ya estaba involucrado con la juventud peronista a través de mi Centro de Estudiantes donde tenía una destacada participación, teniendo a cargo nada más y nada menos que la Secretaria de Prensa. Volvamos a la escena del sábado al mediodía, ya habrá lugar para lo del Centro de Estudiantes, se trataba del acostumbrado almuerzo familiar de la semana. Mi papá sentado en la cabecera de una larga mesa, la casa de mis viejos tenía un importante living con todos los aditamentos y vajillas correspondientes para jugar a la visita, en fin un buen living-comedor donde se hacían reuniones familiares de año nuevo, navidad, cumpleaños y algunas que otras fiestas, yo hice algunas fiestas ahí, y se podía invitar tanto a un curso completo de secundaria como de universidad. Mi "papá milico, oficial de la fuerza aérea, retirado de la misma desde 1973", así fue que desde temprano en la adolescencia cuando había empezado a entender lo que sucedió en nuestro país, durante los terroríficos años que iban del 76 al 83 fue que cada vez que mencionaba frente a otros que mi papá era milico en seguida tenía que agregar que estaba retirado desde el 73, siempre fue un buen artilugio para excusarlo y sentir una carga menor, no sé bien como pero mientras algunos de mis hermanos sentían orgullo de ser hijo de un padre militar, para mí era una cuestión más difícil de digerir,  pensar que si a mi viejo por un problema de salud que tenía en el ojo no lo hubieran retirado en el 73, él hubiera seguido siendo un militar activo durante la más feroz dictadura cívico militar de nuestro país, y hubiera seguido ascendiendo escalafones en su carrera militar, fue una gran frustración para él no haber podido avanzar más que a vice-comodoro, pero a mí me reconfortaba saber que mi papá no había podido continuar su carrera militar, a algunos les sonara tremendamente egoísta, otros entenderán y compartirán estos sentimientos contradictorios. Esos eran tiempos en que se escuchaba mucho cantar a Piero "es un buen tipo mi viejo" y en muchos sentidos mi papá lo fue, en otros estuvo un poco ausente, a expensas de la Generala, mi mamá, docente ella, por ahora es todo lo que les voy a mencionar de Carolita sino este posteo va a ser interminable, entre los dos, que tuvieron un larguísimo matrimonio que solo separó la muerte, tuvieron 5 hijos, mis cuatro hermanos más grandes y yo que vine unos nueve años después del último, literalmente el benjamín de la familia, complejo lugar me toco, a veces el más mimado, otras la pelota humana con las que se divertían los cuatro más grande, que me hacían volar por el aire, por suerte en general había otro que tenía que atajarme, ahora es común que parejas que anden por los cuarenta y pico tengan un bebe, en ese entonces más de una vez preguntaban si habían sacado a pasear al nieto, en fin ya habrá tiempo también para contar de mi lugar en la familia.
Ya sé viene todo muy mezclado, cuento cuando tuve mi primera relación homosexual, presento a mi familia y cuento que ame a mi viejo con todas sus falencias y siendo milico. Mi papá estaba sentado en la cabecera de la mesa rectangular del comedor, mamá en la primera posición del lateral izquierdo respecto de mi padre, mis hermanos Marcelo, el segundo, Alejandro, el cuarto, mis dos cuñadas Gigi y Lidia, respectivamente y yo distribuidos alrededor de la mesa, no recuerdo porque en ese momento no estaban ni Gustavo, el mayor, ni Néstor, el del medio, ya hacia un tiempo que en la mesa familiar no se hablaba de política, porque hubo momentos de acaloradas discusiones, recuerdo ver a Gustavo parándose de la mesa al igual que mi papá en una bravísima balacera de gritos. Mi hermano mayor poco tiempo después que comenzó la dictadura, se volvió con su mujer de Tucumán donde estudiaban en la universidad, se vinieron porque la mayoría de sus compañeros ya habían desaparecidos y un día como quien se va de picnic se fueron a la estación de tren de Tucumán con un bolsito junto a mi gran compañera de juegos y confidencias de mi niñez, Cecilia, la hija de mi adorada cuñada Emi y se tomaron el Estrella del Norte pero en la dirección opuesta a Mirta, la de la canción de Baglieto, rumbo a Buenos Aires y gracias al destino y seguramente ahí si a mi viejo milico, se salvaron, ya se entiende no? por dónde venían esas grandes discusiones, mi hermano y mi cuñada claro cuando empezaron la universidad, eran parte de esa gloriosa juventud peronista y nada más y nada menos que en Tucumán. Después que terminamos el postre y estaban por traer el café, les pedí que nos trasladáramos al living para tomar el café, que tenía algo que comunicarles a todos. podría haberlo dicho en la mesa, pero estuve tomando fuerza durante todo el almuerzo, y trasladarse esos metros hasta el Living y acomodarse para tomar café me daría unos minutos más para tomar un poco más de fuerza, tenía mucho temor, pero sentía también el suficiente valor para enfrentar la situación, además soy un dramático en el sentido teatral, la mesa era un ámbito interesante, pero el iving resultaba mucho más adecuado a la escena. Había como dos livings en el mismo espacio del lado izquierdo uno más pequeño compuesto de un sillón verde de pana tipo Luis XV de tres cuerpos mesita ratona con un chapón de bronce grabado enfrentado a el sillón y a la mesita dos sillas pequeñas  también perteneciente a algún tipo de Luis pero no sé cuál, eso lo sabría mi otra hermana de la vida, Maiamar, que cerraban la estructura de ese living más pequeño, hacia la derecha, se extendía un living más grande conformado por dos sillones modernoso rectos de pana color champagne o champan (léelo como te sientas más cómodo, en ese contexto a mí me da más champagne y mi madre seguro diría que es así), uno de cuatro cuerpos y otro igual pero de tres cuerpos haciendo una L con una gran mesa ratona, ese fue el lugar que ocupamos para tomar el café y  hacer mi gran declaración, papá y mamá se sentaron en el sillón de tres cuerpos y mis hermanos y mis cuñadas en el de cuatro, yo tome una de las sillitas pequeñas del otro juego de living y me senté en frente pudiendo verlos a todos directo a las caras, estaba en el lugar del acusado, el examinado, ellos sentados cómodos en los sillones y yo en esa sillita cruzando y descruzando mis piernas una y otra vez, acodando mi brazo en el respaldo liberando la espalda y volviendo para el otro lado, (todo perfectamente dispuesto como si ya hubiera sabido que en algún momento iba a escribir esto) ."Les pedí que se sentaran aquí, porque tengo algo muy importante para decirles, ustedes son mi familia, y necesito que mi familia sepa de mí, lo que yo también empiezo a saber de mí mismo, no se puede tener una plena relación de confianza y amor con la familia si uno no es auténtico consigo mismo y con las personas que quiere, resulta que hace un par de meses comencé una terapia para saber si me gustan los hombres y parece que sí y necesito contar con ustedes o por lo menos saber conque puedo contar" todos me sorprendieron, por lo menos en sus expresiones verbales, mis hermanos no se lo imaginaban, ¿no se lo imaginaban? igual fueron muy amorosos al decirme que yo era su hermano y que me aceptaban como era, a Alejandro el menor de ellos, el benjamín hasta que llegue yo para cagarle su reinado, fue el más conmovido y preguntaba si esto ya era algo definitivo, que me aceptaba como fuera, pero que me tomara mi tiempo y le preocupaba si no iba a sufrir mucho en la vida. Mis cuñadas en cambio dijeron no sorprenderse, que ellas ya lo suponían, Gigi la mujer de Marcelo rápidamente y muy solidaria empezó a contar la historia de un tío que era como yo, es decir el famoso tío puto, al que todos en la familia respetaban y nadie preguntaba nada, pero que lo querían muchísimo. Tiempo después Marcelo y Gigi, me hicieron una bella dedicación en la vida, que fue nombrarme padrino de su único hijo, Augusto, pero soy un desastroso y abandónico padrino, tenemos una estúpida costumbre en nuestra familia que los cinco hermanos repetimos como tontos, decimos que nos comunicamos y hablamos poco pero que nos queremos mucho, hemos hecho algunos intento para relacionarnos más plenamente, pero no lo hemos logrado,  en fin guardo un entrañable y muy amoroso recuerdo de las respuestas de Marcelo, Alejandro, Gigi y Lidia de ese día; en cuanto a papa y mamá ese es otro cantar.
Papá casi no pudo hablar, lo único que verbalizaba es que no entendía de que estaba hablando, creo que no tuvo un infarto en ese momento simplemente porque no era su momento, pero tres días después su respuesta fue tan terrible como la más auténtica de todas, mi papá ese milico retirado en el 73, era un hombre muy simple en su manera de ver la vida, muy esquemático y también muy bien adoctrinado en la cultura e idiosincrasia machista, cuando ese martes llegue al mediodía del colegio, me pidió que después de almorzar nos juntemos a hablar, por las tardes solíamos estar en la casa solamente los dos, él en su cuarto y yo en él mío, los demás no estaban y mamá volvía tarde de las escuelas en la que trabajaba, y los innumerables cursos que hacía, después de almorzar nos quedamos sentados en el comedor de diario y me dijo: "estuve pensando en lo que dijiste el sábado de que te gustan los hombres y entonces me di cuenta que vos querés ser una mujer" (noooooooooo) para mi papá no había otra posibilidad, la famosa heteronormatividad al extremo, odiaba lo que me estaba diciendo, y a pesar que le dije que no quería ser una mujer siguió hablando "yo estuve averiguando y sé que en Brasil y en Chile se hacen operaciones, yo tengo unos ahorros, te puedo acompañar, quiero que seas feliz" - papá no, no y no, soy un hombre que le gustan los hombres - "pero eso no puede ser así, a los hombres le gustan las mujeres, si te gustan los hombres es porque sos una mujer"- no papá no entendés nada,- "yo te quiero ayudar", cuantas chicas trans hubieran adorado recibir esta respuesta y apoyo de su padre, pero lamentablemente no era mi caso. Pasaron los días, el enojo, el odio, la bronca y la angustia empezaron a ceder y si bien me parecía absolutamente terrorífico lo que me había dicho papá, de una incomprensión suprema, por otro lado tiene un lado  amoroso, el viejo milico, sin siquiera haberlo consultado con su esposa quien al final siempre decidía todo, desde su incomprensión supina, me proponía lo que él creía era la gran solución y no le importaba embarcarse rumbo a lo que el estimaba era mi deseo, gastarse parte de sus ahorros y volver a su vida cotidiana después de más o menos un mes en Brasil o Chile con una hija trans, que gran locura no? 
A veces debemos correr unos cuantos velos para descubrir cuanto uno es y ha sido amado.
En eso estoy corriendo velos. 
Papá con 84 años
Queda pendiente seguramente para el próximo posteo la respuesta de mamá sino este se hace muy largo.

Mi Matrimonio con La Vida - La Mitad de las Cenizas


Contradictorio empezar un relato sobre mi matrimonio con la vida, recordando el momento exacto en el que no deseaba más vivir, bueno eso somos contradicción humana, pero claro también fue el momento en que la vida y yo firmamos un nuevo contrato nupcial, el matrimonio que inexorablemente se terminará cuando la muerte me separe de ella, de la vida. Este, les adelanto, es mi único matrimonio heterosexual, mas allá de algunas novias de mi tierna adolescencia o algún que otro amor de juventud. Ah y una mujer en situación de prostitución (acompañe a dos amigos de la secundaria a tener su primer encuentro sexual y no me quise quedar afuera)

Era el año 2001, un día después de las torres y mientras el mundo miraba horrorizado las repetidas imágenes de los aviones estrellándose contra esos colosos gemelos de cristal yo solo rogaba al universo que un avión se estrellara contra el hospital de Clínicas, en lo posible a la altura del piso 10 en el sector que da a la Avenida Córdoba en intersección con Uriburu, ya nada tenía sentido alguno para mí, mi pareja de 11 años acababa de fallecer a causa del virus que compartíamos, un día y medio antes, me acerque a su oído y le dije lo que realmente  era una gran mentira en ese momento – “ya estoy listo, no sufras más”,  siguiendo la sugerencia de uno de los médicos que nos acompañó en esos terribles siete meses de prolongadas internaciones, “no se va y no deja de sufrir, por que vos sos el que lo sujetas”. Después con el tiempo pude darme cuenta que no era una mentira, sino vean aquí estoy 15 años después escribiendo sobre ese momento en que creía que el mundo se había acabado para mí, así somos los seres humanos, hay momentos que creemos que todo se terminó, que no vamos a poder, que nos vamos a morir, que nada ya tiene sentido y con el tiempo podemos recordar seguramente con algo de angustia esos momento pero sabemos que al final fueron increíblemente importantes para aprender a seguir viviendo con más fuerza y vitalidad, propiamente a esto se le llama resiliencia, concepto muy de moda en el mundo psi y en las revistas. Pues bien hace tiempo que sé que soy altamente resiliente, que tengo una gran capacidad de resiliencia, aunque últimamente me estaría faltando una dosis o tal vez dos, pero eso lo dejo para otro momento.
Retornemos al fatídico septiembre del 2001, en menos de un año había confirmado mi diagnostico positivo al VIH, dos meses después confirmaba lo propio mi pareja, casi un año después mi pareja con la que habíamos convivido  11 años después de 7 meses durísimos de hospitalizaciones, nocardiosis cerebral, y un buen número de raras infecciones, de haber yo abandonado todas mis actividades para dedicarme a no dejarlo irse como dijo el doctor, fallece y días después  quedo literalmente de patitas en la calle ya que su familia decidió sin respetar su voluntad que yo no debía seguir viviendo en nuestro hogar y  no se ahorraron la violencia y un par de piñas, un gran combo, con todos los condimentos que serviría como un ejemplo como tantos hay y hubo, del porque la lucha por los derechos de las personas LGBT, de hecho sin lugar a dudas, es uno no el único, de los condimentos que alimentaron mis ganas de exponerme, además claro está de mi importante cuota narcisista, en la lucha por la restauración de nuestros derechos, que perdíamos en la medida que asumíamos nuestra identidad sexual.
Logré salir adelante como todos los seres humanos hacemos, gracias a ellos, a los otros, nunca es sin el otro, siempre hay otros, sino no podríamos contar la historia, en este caso quienes son esos otros mi familia, la de sangre, pero también y muy especialmente aquella con la que nos vamos encontrando en la vida, en general a todos los putos, tortas, trans y etcs y también cuanta oveja negra no aceptada o aceptada con dificultades en el seno de nuestras familias, solemos resilientemente solucionar esto construyendo lazos profundos amorosos y solidarios con otros en la vida que superan por demás las falencias de los abandonos familiares, pero igual nunca a ningún ser humano nos alcanza, que le vamos hacer, es ley de la vida, la teta que falto de baby te va a joder de por vida.
Esa familia, la construida, más mis viejos, mis hermanos y mis cuñadas son los que me sirvieron de andamio, y lograron que después de tres meses me desprendiera de las cenizas, que me acompañaban todas las noches y me cuidaban desde  mesa de luz, a esa altura me encontraba en la casa de mis viejos que me habían vuelto a recibir luego que quede en la calle, no sé si me interpretan tres meses con las cenizas de mi difunto finado en la mesa de luz, papá que trastornadito que andaba. Fuimos a Urutata, un refugio para el amor fraternal en el que pasábamos la mayoría de nuestros fines de semanas, unos cuantos que nos constituimos en familia, fuimos a plantar un árbol poniendo en las raíces  sus cenizas tal como él lo había deseado y expresado,  en realidad pusimos solo la mitad de las cenizas, si la mitad porque la otra mitad se la llevo su familia ya que quería ponerlas en la cripta familiar del cementerio, logran captar la imagen, los empleados del cementerio dividiendo las cenizas en dos urnitas, ¿Qué parte del cuerpo me estaría llevando? ¿Miembros superiores o miembros inferiores? 0 ¿la mitad derecha o la izquierda? En esta última opción espero que haya sido la parte izquierda, ¿Qué macabro no? Pero que terrible y macabro es que solo alguien pueda pensar en solicitar la mitad de las cenizas, ¿Qué posibilidad que eso hubiera pasado si realmente yo hubiera estado legalmente casado con Alfo? Seguramente si hubiera sido así, yo hubiera podido hacer respetar su voluntad y las cenizas completas hubieran ido a parar a las raíces de ese árbol; pero no, en ese momento parecía lógico para todos, inclusive para mí que lo único que quería era morirme yo también, que su padre reclamara absurdamente una parte de las cenizas para ponerlas en la cripta familiar, familiar y que éramos yo y los hermanos y hermanas de la vida ahí presente, que lo acompañamos en todos esos años, y en cada minuto y segundo de su larguísima agonía, nosotros éramos, también éramos y somos su familia, los que sabíamos inclusive que debíamos aguantarnos que no se respetaran sus deseos por parte de ellos porque ese seguramente era también su deseo, el deseo de quien ha naturalizado que no le corresponden los mismo derechos, que es lo que nos pasaba a la mayoría de los putos, tortas y trans que estábamos allí, otro cantar hubiera sido si esto hubiera acontecido hoy, aunque no estuviera legalmente casado con él, sin lugar a dudas me hubiera parado y diría todas las cenizas de mi marido serán el alimento de un bello árbol que plantaremos tal como Alfo lo ha deseado.
Pese a todo en algún momento decidí quedarme con la mitad de la urnita llena y no con la mitad vacía, al fin de cuentas Alfo no está ahí, vive en nuestros recuerdos y ahora en vos que lo estás leyendo.