domingo, 18 de septiembre de 2016

Mi Matrimonio con La Vida - Retirado en el 73

Despues de haber hablado con amigos, familia de la vida y otros, decidí hacer unas correcciones a este posteo, veamos que resulta.
La escena transcurre un sábado al mediodía, a mediados del año 85, julio, agosto, en ese momento tenía 16 años y un par de meses antes de esta escena por primera vez había tenido un encuentro sexual del primer tipo, con un primer tipo. Hasta ahí solo había tenido sexo con chicas y con una mujer en situación de prostitución; esta primera experiencia con un hombre la sentí como un gran desvió de mi parte no solo había tenido sexo con un hombre, sino que además fue con un correligionario, eso me volvía un desviado total, aunque por lo menos era alguien del campo popular, para esa altura yo ya estaba involucrado con la juventud peronista a través de mi Centro de Estudiantes donde tenía una destacada participación, teniendo a cargo nada más y nada menos que la Secretaria de Prensa. Volvamos a la escena del sábado al mediodía, ya habrá lugar para lo del Centro de Estudiantes, se trataba del acostumbrado almuerzo familiar de la semana. Mi papá sentado en la cabecera de una larga mesa, la casa de mis viejos tenía un importante living con todos los aditamentos y vajillas correspondientes para jugar a la visita, en fin un buen living-comedor donde se hacían reuniones familiares de año nuevo, navidad, cumpleaños y algunas que otras fiestas, yo hice algunas fiestas ahí, y se podía invitar tanto a un curso completo de secundaria como de universidad. Mi "papá milico, oficial de la fuerza aérea, retirado de la misma desde 1973", así fue que desde temprano en la adolescencia cuando había empezado a entender lo que sucedió en nuestro país, durante los terroríficos años que iban del 76 al 83 fue que cada vez que mencionaba frente a otros que mi papá era milico en seguida tenía que agregar que estaba retirado desde el 73, siempre fue un buen artilugio para excusarlo y sentir una carga menor, no sé bien como pero mientras algunos de mis hermanos sentían orgullo de ser hijo de un padre militar, para mí era una cuestión más difícil de digerir,  pensar que si a mi viejo por un problema de salud que tenía en el ojo no lo hubieran retirado en el 73, él hubiera seguido siendo un militar activo durante la más feroz dictadura cívico militar de nuestro país, y hubiera seguido ascendiendo escalafones en su carrera militar, fue una gran frustración para él no haber podido avanzar más que a vice-comodoro, pero a mí me reconfortaba saber que mi papá no había podido continuar su carrera militar, a algunos les sonara tremendamente egoísta, otros entenderán y compartirán estos sentimientos contradictorios. Esos eran tiempos en que se escuchaba mucho cantar a Piero "es un buen tipo mi viejo" y en muchos sentidos mi papá lo fue, en otros estuvo un poco ausente, a expensas de la Generala, mi mamá, docente ella, por ahora es todo lo que les voy a mencionar de Carolita sino este posteo va a ser interminable, entre los dos, que tuvieron un larguísimo matrimonio que solo separó la muerte, tuvieron 5 hijos, mis cuatro hermanos más grandes y yo que vine unos nueve años después del último, literalmente el benjamín de la familia, complejo lugar me toco, a veces el más mimado, otras la pelota humana con las que se divertían los cuatro más grande, que me hacían volar por el aire, por suerte en general había otro que tenía que atajarme, ahora es común que parejas que anden por los cuarenta y pico tengan un bebe, en ese entonces más de una vez preguntaban si habían sacado a pasear al nieto, en fin ya habrá tiempo también para contar de mi lugar en la familia.
Ya sé viene todo muy mezclado, cuento cuando tuve mi primera relación homosexual, presento a mi familia y cuento que ame a mi viejo con todas sus falencias y siendo milico. Mi papá estaba sentado en la cabecera de la mesa rectangular del comedor, mamá en la primera posición del lateral izquierdo respecto de mi padre, mis hermanos Marcelo, el segundo, Alejandro, el cuarto, mis dos cuñadas Gigi y Lidia, respectivamente y yo distribuidos alrededor de la mesa, no recuerdo porque en ese momento no estaban ni Gustavo, el mayor, ni Néstor, el del medio, ya hacia un tiempo que en la mesa familiar no se hablaba de política, porque hubo momentos de acaloradas discusiones, recuerdo ver a Gustavo parándose de la mesa al igual que mi papá en una bravísima balacera de gritos. Mi hermano mayor poco tiempo después que comenzó la dictadura, se volvió con su mujer de Tucumán donde estudiaban en la universidad, se vinieron porque la mayoría de sus compañeros ya habían desaparecidos y un día como quien se va de picnic se fueron a la estación de tren de Tucumán con un bolsito junto a mi gran compañera de juegos y confidencias de mi niñez, Cecilia, la hija de mi adorada cuñada Emi y se tomaron el Estrella del Norte pero en la dirección opuesta a Mirta, la de la canción de Baglieto, rumbo a Buenos Aires y gracias al destino y seguramente ahí si a mi viejo milico, se salvaron, ya se entiende no? por dónde venían esas grandes discusiones, mi hermano y mi cuñada claro cuando empezaron la universidad, eran parte de esa gloriosa juventud peronista y nada más y nada menos que en Tucumán. Después que terminamos el postre y estaban por traer el café, les pedí que nos trasladáramos al living para tomar el café, que tenía algo que comunicarles a todos. podría haberlo dicho en la mesa, pero estuve tomando fuerza durante todo el almuerzo, y trasladarse esos metros hasta el Living y acomodarse para tomar café me daría unos minutos más para tomar un poco más de fuerza, tenía mucho temor, pero sentía también el suficiente valor para enfrentar la situación, además soy un dramático en el sentido teatral, la mesa era un ámbito interesante, pero el iving resultaba mucho más adecuado a la escena. Había como dos livings en el mismo espacio del lado izquierdo uno más pequeño compuesto de un sillón verde de pana tipo Luis XV de tres cuerpos mesita ratona con un chapón de bronce grabado enfrentado a el sillón y a la mesita dos sillas pequeñas  también perteneciente a algún tipo de Luis pero no sé cuál, eso lo sabría mi otra hermana de la vida, Maiamar, que cerraban la estructura de ese living más pequeño, hacia la derecha, se extendía un living más grande conformado por dos sillones modernoso rectos de pana color champagne o champan (léelo como te sientas más cómodo, en ese contexto a mí me da más champagne y mi madre seguro diría que es así), uno de cuatro cuerpos y otro igual pero de tres cuerpos haciendo una L con una gran mesa ratona, ese fue el lugar que ocupamos para tomar el café y  hacer mi gran declaración, papá y mamá se sentaron en el sillón de tres cuerpos y mis hermanos y mis cuñadas en el de cuatro, yo tome una de las sillitas pequeñas del otro juego de living y me senté en frente pudiendo verlos a todos directo a las caras, estaba en el lugar del acusado, el examinado, ellos sentados cómodos en los sillones y yo en esa sillita cruzando y descruzando mis piernas una y otra vez, acodando mi brazo en el respaldo liberando la espalda y volviendo para el otro lado, (todo perfectamente dispuesto como si ya hubiera sabido que en algún momento iba a escribir esto) ."Les pedí que se sentaran aquí, porque tengo algo muy importante para decirles, ustedes son mi familia, y necesito que mi familia sepa de mí, lo que yo también empiezo a saber de mí mismo, no se puede tener una plena relación de confianza y amor con la familia si uno no es auténtico consigo mismo y con las personas que quiere, resulta que hace un par de meses comencé una terapia para saber si me gustan los hombres y parece que sí y necesito contar con ustedes o por lo menos saber conque puedo contar" todos me sorprendieron, por lo menos en sus expresiones verbales, mis hermanos no se lo imaginaban, ¿no se lo imaginaban? igual fueron muy amorosos al decirme que yo era su hermano y que me aceptaban como era, a Alejandro el menor de ellos, el benjamín hasta que llegue yo para cagarle su reinado, fue el más conmovido y preguntaba si esto ya era algo definitivo, que me aceptaba como fuera, pero que me tomara mi tiempo y le preocupaba si no iba a sufrir mucho en la vida. Mis cuñadas en cambio dijeron no sorprenderse, que ellas ya lo suponían, Gigi la mujer de Marcelo rápidamente y muy solidaria empezó a contar la historia de un tío que era como yo, es decir el famoso tío puto, al que todos en la familia respetaban y nadie preguntaba nada, pero que lo querían muchísimo. Tiempo después Marcelo y Gigi, me hicieron una bella dedicación en la vida, que fue nombrarme padrino de su único hijo, Augusto, pero soy un desastroso y abandónico padrino, tenemos una estúpida costumbre en nuestra familia que los cinco hermanos repetimos como tontos, decimos que nos comunicamos y hablamos poco pero que nos queremos mucho, hemos hecho algunos intento para relacionarnos más plenamente, pero no lo hemos logrado,  en fin guardo un entrañable y muy amoroso recuerdo de las respuestas de Marcelo, Alejandro, Gigi y Lidia de ese día; en cuanto a papa y mamá ese es otro cantar.
Papá casi no pudo hablar, lo único que verbalizaba es que no entendía de que estaba hablando, creo que no tuvo un infarto en ese momento simplemente porque no era su momento, pero tres días después su respuesta fue tan terrible como la más auténtica de todas, mi papá ese milico retirado en el 73, era un hombre muy simple en su manera de ver la vida, muy esquemático y también muy bien adoctrinado en la cultura e idiosincrasia machista, cuando ese martes llegue al mediodía del colegio, me pidió que después de almorzar nos juntemos a hablar, por las tardes solíamos estar en la casa solamente los dos, él en su cuarto y yo en él mío, los demás no estaban y mamá volvía tarde de las escuelas en la que trabajaba, y los innumerables cursos que hacía, después de almorzar nos quedamos sentados en el comedor de diario y me dijo: "estuve pensando en lo que dijiste el sábado de que te gustan los hombres y entonces me di cuenta que vos querés ser una mujer" (noooooooooo) para mi papá no había otra posibilidad, la famosa heteronormatividad al extremo, odiaba lo que me estaba diciendo, y a pesar que le dije que no quería ser una mujer siguió hablando "yo estuve averiguando y sé que en Brasil y en Chile se hacen operaciones, yo tengo unos ahorros, te puedo acompañar, quiero que seas feliz" - papá no, no y no, soy un hombre que le gustan los hombres - "pero eso no puede ser así, a los hombres le gustan las mujeres, si te gustan los hombres es porque sos una mujer"- no papá no entendés nada,- "yo te quiero ayudar", cuantas chicas trans hubieran adorado recibir esta respuesta y apoyo de su padre, pero lamentablemente no era mi caso. Pasaron los días, el enojo, el odio, la bronca y la angustia empezaron a ceder y si bien me parecía absolutamente terrorífico lo que me había dicho papá, de una incomprensión suprema, por otro lado tiene un lado  amoroso, el viejo milico, sin siquiera haberlo consultado con su esposa quien al final siempre decidía todo, desde su incomprensión supina, me proponía lo que él creía era la gran solución y no le importaba embarcarse rumbo a lo que el estimaba era mi deseo, gastarse parte de sus ahorros y volver a su vida cotidiana después de más o menos un mes en Brasil o Chile con una hija trans, que gran locura no? 
A veces debemos correr unos cuantos velos para descubrir cuanto uno es y ha sido amado.
En eso estoy corriendo velos. 
Papá con 84 años
Queda pendiente seguramente para el próximo posteo la respuesta de mamá sino este se hace muy largo.

1 comentario:

  1. Hola José María, el mundo es un pañuelo...y todos estamos en el. Ya se quien es gigi, y recuerdo cuando me preguntaste cual era realmente mi nombre. Que agradable leer tu historia. Un saludo desde Colombia.

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